miércoles, 3 de abril de 2013

Acampando con bebé

La frase "acampando con el bebé"causa terror como en el 99.9% de las madres, porque lo primero que viene a la mente son los bichos, el frío, el pasto y porque no hasta piensas en mapaches asesinos.

En mi caso fue algo más tranquilo cuando decidí salir durante el receso de Semana Santa con el Monster, sugerí a mis primos y tíos fuéramos a Cuernavaca, pero el lugar a donde llegaríamos es de acampar, no hay otra opción a menos que quieras ir a un hotel que va a estar hasta el tope. Entonces salí por dos días de la ciudad con el propósito de acampar.

Fue increíble, mi Little Monster fue muy feliz, le encantó la idea de ver una casita armada y poder sentarse dentro de ella y la hora de dormir como si hubiera estado en su acolchonada cama... Eso sí el trinar de las aves de las 7 de la mañana lo hizo querer salir a explorar en cuanto el primer rayo de sol se acercó a la entrada de la casa.


Las únicas precauciones que extremé fueron en contra de los bichos, porque esos sí me matan de miedo, de ahí en fuera el aire libre, el pasto y hasta un poco de tierra creó que le hicieron mucho bien al Little Monster pues regresó sin el resfriado que pretendió atacarlo dos días antes del viaje.

Así que no hay que temerle a acampar con bebés, sólo es una aventura distinta en la que aprendes que conforme crecen el mundo es más amable con ellos y que no pasa nada si en un momento de descuido se comen entre 3 y 4 flores.

Y en cuanto a qué llevar, sólo llenen una maleta de todos los biberones limpios, un bote enorme de fórmula, gerber de comida y de frutas (porque la verdad son muy prácticos), un galón de agua, jugos para bebé, repelente de mosquitos, bloqueador, pomada y muchos pañales. Por los jueguetes no se preocupen tanto, la naturaleza ayuda al entretenimiento, más si hay agua de por medio.

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