viernes, 30 de noviembre de 2012

La Guardería: una buena amiga de mamá

El tema de la guardería siempre es complicado, hay quienes dicen que "son lo peor, que ni loca metería a mis hijos en una", y otras "es maravilloso, permite a los niños ser más independientes e inteligentes", la verdad yo pertenezco al segundo grupo. Desde que estaba embarazada consideré la guardería como primera opción y no porque no hubiera quien cuidara a mi hijo, sino porque consideré que los niños de hoy de madres que trabajan crecen así y es un desarrollo bastante positivo, es la nueva forma de crecer en esta era (si mamá trabaja).

En mi trabajo existe un Centro de Apoyo a la Madre Profesionista (el nombre lindo de la guardería), pero a esta sólo puedes acceder si eres trabajadora de planta con una previa solicitud y un sin número de requisitos, después de intentarlo un buen rato me rendí, pues me la hicieron muy cansada, ya hasta estaba optando porque alguien me hiciera el favor de cuidarlo (muy a regañadientes de mi parte); entonces encontré que a sólo dos cuadras había otra guardería y esta estaba afiliada al Seguro Social, por lo tanto yo tenía pase directo, investigué y resultó que era de las mejores de la zona, las cuidadoras estaban bien calificadas y la supervisora recibía el título de  "perra maldita exigente", es decir era el mejor lugar.

Una vez que nació mi Little Monster y llegaron sus 47 días de edad ingresamos al periodo de adaptación en la guardería, me preparé para lo peor, porque me dijeron"los dejan llorar hasta que se quedan dormidos", "los hacen que tomen su mamila y los dejan solitos con ella"; en esa versión aquello era un horror, pero siempre les entregué el beneficio de la duda y me llevé una grata sorpresa, bebé que llora, bebé que es levantado y consolado en brazos, tienen ejercicios de estimulación temprana, su leche se las dan con mucho amor recostados en brazos de sus "misses" y siempre hay alguien al pendiente de todos los niños que hay en la guardería. La verdad no pude quedar más tranquila cuando decidí que él pasaría parte de su miniinfancia ahí. 

El Little Monster entra a las 9 de la mañana a la "escuelita" y sale a las 17:00 horas, yo siempre intento ser puntual, cada que llego me recibe con una enorme y hermosa sonrisa porque sabe que he llegado y nos iremos a descansar o de paseo; pero lunes la historia cambió un poco, debo aclarar que cuando dejo al peque por las mañanas lo hace con la mejor de las disposiciones pues ya conoce a sus maestras a la perfección, pero el lunes (después de no haber ido el viernes por su intervención en el ojito) vio a su Miss y le regaló tremenda sonrisa y pataleo que me hizo saber que mi monstruo es cuidado y amado en ese lugar, mientras yo me encierro en el cubo de mi oficina a trabajar y a extrañarlo las 8 horas que estamos separados. 

Mi mejor regalo al ir por él a la guardería es encontrarlo de vez en vez en la lista de logros con que ya agarra la sonaja, se impulsa para sentarse con ayuda y que cuando su maestra canta él la corea a su manera con su lindo lenguaje; hago todo lo posible por seguir los fines de semana su rutina y hacer los juegos que le colocan para ayudarlo a crecer, por lo que no hay duda en la guardería encontré una buena amiga que me ayuda y me enseña a ser mamá.

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